Falciani, en la UPV: «El fraude fiscal puede ser detectado desde la matemática sencilla»

Open data
De izda. a dcha., Falciani, Cabra y Eduardo Vendrell, director de la Escuela de Ingeniería Informática de la UPV. Fuente: UPV.

«El fraude fiscal puede ser detectado desde la matemática sencilla, sin datos explícitos». Así lo afirm Hervé Falciani, el ingeniero de sistemas ítalo-francés que saltó a la fama tras revelar, después de trabajar en la filial suiza de la multinacional bancaria británica HSBC, los datos de alrededor de 130.000 posibles evasores fiscales, dando lugar a la conocida como Lista Falciani. La semana pasada fue uno de los ponentes estrella del curso Transparencia a través de los datos 2016, de la Universitat Politècnica de València (UPV).

«Una factura puede ser considerada como dos elementos, tres o, por ejemplo, algo mucho más importante, un factor de perturbación que puede modificar patrones de series. A veces, podemos detectar el fraude buscando factores de anormalidad en una serie, localizando algo que modifica un patrón», explicó, según la nota de prensa de la universidad, miembro de CODDII. Falciani colabora desde 2009 con la justicia de varios países (Estados Unidos, Francia y España, entre ellos).

El ingeniero destacó la importancia del trabajo en equipo como clave del open data: «No se hace nada solo, sin colaboración. Ese es el sentido de los datos abiertos. Un desafío para poder utilizar los datos públicos es que sean fiables y estén al día, es decir, que puedan tener una utilidad temporal y ser compartidos sin ser modificados», añadió.

En cuanto a las claves de la lucha antifraude, Falciani señaló que «para conocer una actividad, es necesario seguirla de modo continuado en el tiempo y observar su dirección, el rumbo que toma. Todo el juego se hace con datos, se basa en elegir los elementos que vas a utilizar. Soy un jugador», añadió. «Me gusta luchar contra el fraude. Además, vas a encontrar ayuda, porque a todo el mundo le gusta dar palos», bromeó.

‘Papeles de Panamá’

Otra de las presencias más destacadas en el curso fue la de Mar Cabra, una de las 12 personas integrantes del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) con las que dos periodistas del diario alemán Süddeutsche Zeitung, Bastian Obermayer y Frederik Obermaier, decidieron compartir la filtración anónima recibida de la mano de alguien escondido bajo el pseudónimo de John Doe y que, tras un año de trabajo entre 370 periodistas de 76 países, acabó cristalizando en los conocidos como Papeles de Panamá.

Cabra, que explicó que «la clave» de los mismos «fue guardar el secreto durante un año» -hasta que, de manera simultánea, el pasado 3 de abril, a las 20 horas, más de un centenar de medios de todo el planeta (en España, El Confidencial y La Sexta), comenzaron a publicarlos-, considera que «el mundo no es el mismo después de Snowden, Assange o Falciani».

Para la jefa del equipo de Datos e Investigación del ICIJ, «la transparencia solo existe gracias a personas que literalmente se juegan la vida, como Hervé [Falciani]. Por eso, es fundamental fomentar un sistema que favorezca las filtraciones y, especialmente, proteja a las personas que publican datos que ponen al descubierto hechos delictivos».

En ese sentido, Falciani afirmó que «los Papeles de Panamá son una invitación a que la gente asuma con contundencia su papel de ciudadano, para que vaya a votar, apoye o combata una legislación, para que aproveche las oportunidades que se le ofrecen y ejerza su derecho a actuar».

En la misma línea, Cabra señaló que «el primer paso se da cuando los ciudadanos entienden que la opacidad permite la corrupción. Y que la corrupción nos perjudica a todos, luego egoístamente todos deberíamos luchar contra ella. Y, además, debemos ser conscientes de que, en los medios, hay mucho ruido (por ejemplo, fútbol, las olimpiadas, los sucesos) que nos distrae de lo fundamental».

Por último, sobre el sistema de trabajo que permitió a 370 periodistas de 76 países trabajar durante un año en silencio, Cabra explicó que lo hicieron «con una metodología de compartición radical. Todos los participantes teníamos acceso a todo. Lógicamente, hicimos un análisis de amenazas, pero con 11,5 millones de documentos por analizar, finalmente decidimos usar la nube. La inversión la hicimos en tecnología, creando un ejército de servidores temporales en ella que facilitaron una tarea que ha dado sus frutos. Por ejemplo, en España, hemos asistido a escenas que no se habían dado jamás, como los recientes registros policiales en bancos o, incluso, algo casi increíble: ver la dimisión de un ministro».